martes, 20 de septiembre de 2011

Robo en banco

Una mujer mayor acompañada de una amiga más joven acude al banco para sacar dinero, el motivo por el que va con ella, el miedo. Sufrió un robo pocos meses atrás y ya no quiere ir sola al banco.
Cuando la cajera lleva a cabo la transacción cuenta todo el dinero (400 euros) lo guarda dentro de la cartilla de la señora, se la devuelve y se despiden cordialmente como finalizando el extracto. La señora mayor prefiere contar el dinero y se lo pide a la acompañante, ésta, delante mismo de la cajera empieza a contar el dinero cuando de repente la cajera dice: -"Ai! Faltan cien!"- -"¿Cómo que faltan cien?"- -Sí, sí, faltan cien" La cajera aprieta dos botones y salen 100 euros.
¿Desde cuándo existen este tipo de fallos por parte de un banco?
¿Podríamos considerar que ha sido un simple fallo o que ha sido intencionado? Sinceramente considero que no es un fallo humano porque a mi tía abuela le sucedió lo mismo y en el mismo banco, por desgracia, no lo contó delante de la cajera sino en su casa y los 150 euros los perdió por eso mismo.
Más indicios de que es intencionado, billetes pequeños. A ninguna de las dos les dieron billetes grandes, les dieron billetes de 5 y de 10 y, abrumadas (porque según qué persona mayor casi no sabe contar), no lo contaron. Una de ellas tuvo suerte por ir acompañada pero la otra no la tuvo.
¿Sí con cada persona mayor que saca dinero hace lo mismo, cual es el sueldo real de la cajera? ¿Queremos seguir fiándonos de la gente? Andémonos con ojo, sobretodo en asuntos de dinero porque la avaricia afecta hasta a los que tienen un buen trabajo.
Divulguen esta historia porque podríamos ayudar a mucha gente!

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Humanidades vs Ciencias (o mejor: Humanidades y Ciencias)

El tema de la entrada viene a raíz de esta viñeta:

estudiar-matematicas

Las ciencias siempre han sido consideradas más complejas que las humanidades, imagino que por sus variedades y toda la información que hay que memorizar pero, ¿realmente son más difíciles?

Como hoy ha dicho mi profesor favorito de la facultad: "Las humanidades son conocimiento no información". Exacto! Esta es la clave de los estudios humanísticos, mientras en ciencias memorizan información de manera ordena y sistemática, nosotros (los de letras) la asimilamos y la aplicamos al conocimiento. A los humanísticos no nos sirve recopilar una serie de testimonios ya que en sí no son nada. Nos dedicamos a hallar coincidencias con otras culturas, a buscar significados en textos antiguos, a encontrar relevancias en los documentos escritos, tal vez no construyamos edificios o curemos enfermedades pero ayudamos al desarrollo del espíritu. Al menos yo lo veo así, soy una atea convencida, convencida no, convencidísima, por lo que no encuentro explicaciones sobre la vida en la religión. Me baso en los textos para encontrar verdades pasadas, presentes y futuras y odio que menosprecien las humanidades. 

Tanto las ciencias como las humanidades son importantes y lo que para unos es considerado fácil para otros no lo es. Otras veces, algo típico de los ingenieros, se toma por fácil la literatura o la lengua y cuando les hablas de cualquier nimiedad se quedan anonadados. Considérenlas más fáciles si quieren pero no lo digan porque un humanístico también trabaja el cerebro igual que un científico.

Para acabar, admiro al creador de esa viñeta porque entiende como me siento y viceversa.

estudiar-lengua-y-literatura


jueves, 8 de septiembre de 2011

Si una noche de invierno un viajero

Italo Calvino
Si una noche de invierno un viajero, 1979
Madrid, Siruela 1999, p.280, 13.90.

Es una de las últimas producciones de Italo Calvino, perteneciente a la temática postmoderna, y una verdadera obra maestra. La diferencia con los otros romances del autor se encuentra en la composición, Si una noche de invierno un viajero fue escrito con una gran atención en la semiótica y en la escritura y, como si fuese Las mil y una noches, presenta diez romances dentro de uno solo. A través de la historia el lector se siente identificado con el protagonista y la lectura nos atrapa hasta convertirse en una sensación verdadera.
                        El protagonista, llamado Lector, es un aficionado a la lectura y compra un libro para entretenerse. Al llegar a casa y empezar a leer se da cuenta de que el libro ha sufrido un fallo en su impresión. Acude de nuevo a la librería, cambia el libro, llega a casa y de nuevo otro error. Todas estas ocasiones dan paso a más de tal manera que acaba leyendo diez romances distintos y sin acabar y, además, conoce a una mujer, Ludmilla.
                        A través de un lenguaje conciso, claro y elegante los hechos vienen contados de manera realista. No obstante, la meta ficción recuerda al lector la falsa veracidad y al mismo tiempo la relación entre lector y escritor ya que así lo quiere Calvino. Es una lectura confusa, porque no es un libro convencional, pero gratificante a su vez puesto que el autor quiere que el lector se identifique con el protagonista y lo logra de una manera asombrosa. [...]
                        A diferencia de otros libros de Calvino, este ha sido creado con un claro mensaje que transmitir pero elaborado de manera diferente a aquellos anteriores. Si comparamos con El Barón rampante (1957) encontramos, durante la lectura, referencias e ideas políticas a través del protagonista pero en nuestro caso la ausencia de tales elementos es clara. Si una noche de invierno un viajero es una obra magistral donde el autor se atreve a transformar el lector en el protagonista que vive intensamente toda la historia. El autor pretende mostrar con esto que para el hombre es imposible conocer la verdad de todas las cosas porque, al final, el deseo de descubrirla nos lleva a no encontrarla, la verdad está más cerca de aquello que se cree. A veces, la vida toma giros inesperados y se descubre la felicidad donde no se pensaba encontrarla.
                         Romance sorprendente y magistral que parece guiñar el ojo a todos aquellos que tienen la condición de lector. A destacar, sobretodo, la facilidad de escritura y el don de Calvino para guiarnos en la odisea novelesca. Es este el encanto del libro que, como buena creación, tiene algo que decir, algo para hacernos reflexionar en los días de hoy.