martes, 11 de octubre de 2011

Jubilados en escuela oficial de idiomas

En las escuelas de idiomas, sobre todo las públicas, pueden encontrarse diferentes franjas de edad independientemente del nivel de las clases. Nunca había estado en una misma aula con varios jubilados, al menos hasta que llegué a la universidad, pero en el caso de las escuelas oficiales de idiomas la intervención varia.
El problema que expongo es sencillo de entender pero difícil de solucionar porque no depende de mí, ni de vosotros, sino de la política empleada en estos lugares. Todo el mundo tiene derecho a inscribirse y a acudir a las clases con tal de aprender el idioma que desee para el fin que más le guste. Aquí reside el principal inconveniente, los jóvenes que quieren aprender una lengua para mejorar su futuro sufren constantemente intervenciones por parte de sus compañeros jubilados que retrasan en cierta manera su aprendizaje.
El profesor, como moderador, debe regular la clase para que los comentarios no estén fuera de lugar o en caso de que surjan muy a menudo evitar que se hagan. También comprendo que depende del carácter del enseñante no le sea fácil intervenir o se sienta incapacitado de corregir a un jubilado pero creo que debería pensar en el resto de alumnos.
Finalmente, añadiré que no estoy en contra de que estas personas acudan a clase ya que me rio  con ellos y la verdad es que he aprendido mucho de sus experiencias propias. Valoro los esfuerzos que hacen por aprender y su poca vergüenza en el momento de hablar la lengua extranjera pero, ¿Cómo evitar sus interrupciones? ¿Es mejor comunicárselo al profesor o intentar ayudar disimuladamente? 

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